miércoles, 29 de octubre de 2008

una rosa y siete espadas


Cuando al alma caigan huecos sonidos.
Cuando graves sueños muerdan la sangre.
Caeré al cementerio de los perdidos,
áspero lugar de espinas y hambre.

En lágrimas nadaban los caídos,
bajo un azul trenzado de alambre.
En su nada agonizan los heridos,
mas la nada fue noche y ahora es enjambre.

En los alrededores de la muerte
los filos sïegan flores aladas
con torbellinos que anuncian su suerte.

Entre cadenas busco a la soñada.
Hermana del aire yo podré verte,
cuando mi rosa tenga siete espadas

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